domingo, 27 de mayo de 2018

Todo es posible


El barón rampante 
Leímos un fragmento de este texto, escrito por Italo Calvino, el cual reflexionamos en clase y leímos varias  veces para conseguir entenderlo. Trata de un niño que vive en los árboles, ya que había discutido con sus padres, por una cosa tan tonta como no haberse comido los caracoles. Estaba en unos árboles lejos de su casa y empezaba el invierno

 El cielo

Era una mañana, como todas las demás, me levante desayune, fui al instituto. Todo era normal hasta que al decidirme a dormir la siesta empecé a levantarme del sofá, como si estuviera volando, grite para que alguien me ayudara, vino mi madre e intento tirar de mi para que volviera al suelo, pero toda la fuerza que hizo fue inútil. Tras unos minutos llegue a las nubes, aquello era muy diferente de lo que había pensado, era como cualquier ciudad normal, pero con un suelo como esponjoso, blanco y sin suciedad. Todo estaba como iluminado al contrario que en la tierra, al poco rato me empezó a gustar mas aquel lugar que cualquiera en el que hubiera vivido o hubiera visto, este gusto también fue porque había varias personas que conocía y que hacia tiempo que no veía, lo cual también fue una sorpresa de agrado. Y junto a toda esa gente que conocía, había como una especie de paje, azafata que se dedico durante todo el día a explicarme las principales normas, sitios, etc, de aquel lugar. Todo mejoraba por momentos y cada vez me sentía más a gusto y no sentía ningún sentimiento de miedo o añoranza.

Era un sitio tan tranquilo, sin gritos, sin miedos, sin gente mala a la que temer, todos tan atentos y agradables, que no quería irme de allí nunca, de este modo en poco menos de un día, mi pesadilla y mis miedos de morir se habían vuelto en la  mayor tranquilidad y en el lugar mas maravilloso que había visto. También había un sentimiento extraño en mí puesto que no conocía nada de las nubes y tenia miedo perderme o a veces miraba los pies y creía que me iba a caer. Pero eso era lo de menos. Me puse al día con la gente que conocía y me contaron como habían llegado a las nubes y lo que sentían al principio, casualmente era casi lo mismo que sentía yo.

Ya había pasado una semana y yo seguía encerrada en las nubes,  era raro de creer y de decir, pero solo me acordaba en momentos que tenia para pensar, y también me acordaba de mi familia y quería verles o hablar con ellos, con lo que fui a ver a la chica que me enseño toda la ciudad el primer día, y preguntarla si podría hablar o ver a mi familia de algún modo, pero no la encontré, por lo que decidí preguntarle a algunos de mis amigos pero…….. a mi sorpresa todo el mundo esquivaba mi pregunta, por lo que mi pregunta quedo sin respuesta y a causa de aquella situación me surgieron mas y mas preguntas, las cuales no me moleste en decir, ni en que nadie las supiera pues sabría que no encontraría respuesta. Seguí con mi vida, bueno la que tenia allí y conociendo a gente a las pocas semanas ya me llevaba con bastante gente y poco a poco era importante para muchas personas, eso causaba en mi un sentimiento agradable, pero porque en aquel lugar todos eran tan amables y tan agradables, aquello era extraño y medida que  avanzaba me iba pareciendo extraño, puesto que yo no era así y aquel lugar no iba a hacer que mi personalidad cambiara.

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