El barón rampante
Leímos
un fragmento de este texto, escrito por Italo Calvino, el cual reflexionamos en
clase y leímos varias veces para
conseguir entenderlo. Trata de un niño que vive en los árboles, ya que había
discutido con sus padres, por una cosa tan tonta como no haberse comido los
caracoles. Estaba en unos árboles lejos de su casa y empezaba el invierno
Era una
mañana, como todas las demás, me levante desayune, fui al instituto. Todo era
normal hasta que al decidirme a dormir la siesta empecé a levantarme del sofá,
como si estuviera volando, grite para que alguien me ayudara, vino mi madre e
intento tirar de mi para que volviera al suelo, pero toda la fuerza que hizo
fue inútil. Tras unos minutos llegue a las nubes, aquello era muy diferente de
lo que había pensado, era como cualquier ciudad normal, pero con un suelo como
esponjoso, blanco y sin suciedad. Todo estaba como iluminado al contrario que
en la tierra, al poco rato me empezó a gustar mas aquel lugar que cualquiera en
el que hubiera vivido o hubiera visto, este gusto también fue porque había
varias personas que conocía y que hacia tiempo que no veía, lo cual también fue
una sorpresa de agrado. Y junto a toda esa gente que conocía, había como una
especie de paje, azafata que se dedico durante todo el día a explicarme las
principales normas, sitios, etc, de aquel lugar. Todo mejoraba por momentos y
cada vez me sentía más a gusto y no sentía ningún sentimiento de miedo o
añoranza.
Era un
sitio tan tranquilo, sin gritos, sin miedos, sin gente mala a la que temer,
todos tan atentos y agradables, que no quería irme de allí nunca, de este modo
en poco menos de un día, mi pesadilla y mis miedos de morir se habían vuelto en
la mayor tranquilidad y en el lugar mas
maravilloso que había visto. También había un sentimiento extraño en mí puesto
que no conocía nada de las nubes y tenia miedo perderme o a veces miraba los
pies y creía que me iba a caer. Pero eso era lo de menos. Me puse al día con la
gente que conocía y me contaron como habían llegado a las nubes y lo que
sentían al principio, casualmente era casi lo mismo que sentía yo.
Ya
había pasado una semana y yo seguía encerrada en las nubes, era raro de creer y de decir, pero solo me
acordaba en momentos que tenia para pensar, y también me acordaba de mi familia
y quería verles o hablar con ellos, con lo que fui a ver a la chica que me
enseño toda la ciudad el primer día, y preguntarla si podría hablar o ver a mi
familia de algún modo, pero no la encontré, por lo que decidí preguntarle a
algunos de mis amigos pero…….. a mi sorpresa todo el mundo esquivaba mi
pregunta, por lo que mi pregunta quedo sin respuesta y a causa de aquella
situación me surgieron mas y mas preguntas, las cuales no me moleste en decir,
ni en que nadie las supiera pues sabría que no encontraría respuesta. Seguí con
mi vida, bueno la que tenia allí y conociendo a gente a las pocas semanas ya me
llevaba con bastante gente y poco a poco era importante para muchas personas,
eso causaba en mi un sentimiento agradable, pero porque en aquel lugar todos
eran tan amables y tan agradables, aquello era extraño y medida que avanzaba me iba pareciendo extraño, puesto
que yo no era así y aquel lugar no iba a hacer que mi personalidad cambiara.
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